El 4 de octubre, feligreses del mundo entero tendrán un día de fiestas en honor al Santo Patrón de los Animales, San Francisco de Asís. En memoria del amor que dicho santo patrón sentía por todos los seres vivos, se acostumbra llevar a los animales a la iglesia para la misa especial nombrada “Bendición de los Animales”. Cada año, millones de animales reciben la bendición sacerdotal en una ceremonia que conmueve los corazones de la mayor ía de los asistentes.
Es una ceremonia bonita siempre y cuando los animales presentes no se sientan aterrados por lo extraño del entorno. Uno de los empleados de la organización Personas por la Ética en el Trato de los Animales, PETA, que participa en el servicio de su parroquia todos los años afirma que la mayoría de los gatos que ha visto en la sesión se sienten aterrados; lógicamente, al igual que todos los animales que no gustan de las multitudes, los gatos también se deben quedar en casa. En simples palabras: la ceremonia se lleva a cabo por los animales, no por nosotros. De modo que no debemos sacrificar el bienestar de los animales en aras de participar en una ceremonia.
La misa también da pie para hacer una pregunta de mayor alcance: En esta sociedad nuestra que ama a los seres vivos, ¿cuál es el trato que recibe la gran mayoría de los animales?
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